La alimentación en el verano.

Empezamos andadura con una nueva web en la que he incluido una parte que llevaba mucho tiempo pensando en incorporar: un blog. Y, como es verano, se impone que el primer artículo escrito sea sobre alimentarse en verano... 

El verano es, a mi modo de ver, el mejor momento para iniciarse en una alimentación saludable. Termina el curso y empezará uno nuevo, así que podemos aprovechar para revisar nuestras costumbres y hacer los cambios que sean necesarios. Además, disponemos de una gran cantidad de alimentos muy saludables: ¡es el mejor momento para comer fruta!. De temporada, de proximidad y, sobre todo, con muchísimo sabor. 

En verano, además, y debido al calor, se tiende a llevar una alimentación más ligera: ensaladas, gazpachos, pocos guisos... por lo que es relativamente fácil llevar una dieta saludable en esta época. Sin embargo, se nos suele olvidar que las legumbres son para todo el año y diferentes estudios indican que las poblaciones que comen legumbres son aquellas que, además, consiguen mantener un peso saludable. En verano, podemos usar legumbres ya cocidas e incorporarlas en nuestros platos, sobre todo en las ensaladas y, de ese modo, aportar proteínas de origen vegetal bajas en grasas. 

>> Colaboración de nuestra nutricionista María del Mar Silva en ABC Bienestar, hablando sobre las joyas de la alimentación durante el verano

En un próximo post pondré una buena receta de ensalada de legumbres...

Ahora bien, una cosa es el verano y otra muy distinta las vacaciones. ¿Qué puedo hacer en vacaciones para cuidar de mi salud? Pues muy sencillo: comer como si estuviéramos en casa. Si a lo largo del año no tenemos la posibilidad de comer en casa porque debido al trabajo tenemos que comer fuera, ¿por qué no aprovechamos los días de descanso para comer bien en casa? Ojo, esto no quiere decir que no podamos comer fuera algún día, sino que podemos intentar en esas comidas en restaurante el comer como si estuviéramos en casa, buscando las proporciones adecuadas de los alimentos en nuestro plato. 

Podemos llevarnos una ensalada y fruta a la playa o a la piscina. Podemos escoger qué proporción de grasas queremos añadir a nuestra comida... y comer alimentos que normalmente no nos los ofrece un restaurante como, de nuevo, las legumbres. 

¿Y de lo demás? Pues si entendemos que "lo demás" son todos aquellos alimentos que no deben estar habitualmente en nuestra dieta como los helados, las cervecitas del chiringuito, los fritos... podemos administrarlos con sentido común. Si todos los días comemos un plato de rabas perderán interés para nosotros. Si, además, el mismo día me tomo varias cervezas y corono la comida y luego la merienda con un helado... tenemos que ser sinceros con nosotros mismos porque sabemos perfectamente que podríamos elegir uno de esos alimentos en el día y no todos a la vez y mucho menos todos los días.

Si nuestras vacaciones son activas, prestamos atención al tamaño de las raciones y procuramos no superar más de un "extra" al día, lo normal es que acabemos las vacaciones con el mismo peso que las empezamos o incluso menos. Y, desde luego, en cuanto se acaban las vacaciones y empezamos la rutina normal, debemos volver a nuestra dieta saludable inmediatamente.

¡A disfrutar de las vacaciones! 

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