Parece que en estos tiempos está de moda modificar nuestra dieta y cambiar a dieta vegana, equilibrada, vegetariana, flexitariana, crudivegana… Algunas de las personas que deciden hacer este cambio lo hacen por motivos sociales, sin embargo, encontramos el origen de esto en temas de salud, moral e incluso religión.
Cambiar a este tipo de dieta no tiene por qué ser difícil ni un problema siempre y cuando se haga con cabeza y de una manera adecuada. En este post vamos a hablar, precisamente, de cómo hacer este paso y, sobre todo, cómo hacerlo de una manera equilibrada y saludable.
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¿Cómo hacer el paso de una dieta omnívora a una vegana equilibrada?
Si tu propósito es empezar una dieta vegetariana o vegana, es fundamental tener suficiente información para que, a la larga, no sufras consecuencias en tu cuerpo o en el estado de salud. Lo primero que hay que tener en cuenta es qué tipo de dieta quieres adoptar y, más importante, por qué. Podemos distinguir tres tipos de dietas que excluyen la carne.
Dieta ovolactovegetariana
En esta dieta únicamente se excluye la carne y el pescado y, por lo tanto, se permite el consumo de derivados de animales como los huevos, los lácteos y, por supuesto, los vegetales. Dentro de esta opción alimentaria hay quien decide restringir los huevos o los lácteos, pasando a dieta lactovegetariana (si no incluyen huevos) o dieta ovovegetariana (si retira, en cambio, los lácteos).
Dieta vegana
Esta podría ser considerada como la más estricta, pues se excluye cualquier alimento de origen animal y solo se consumen alimentos vegetales. Esto quiere decir que se excluyen también los lácteos, huevos e incluso la miel. En este caso, hay que vigilar los niveles de Hierro, de b12, los niveles de proteína y de ácido fólico, pues pueden ser más difícil de sustituir a los que tienen un origen animal.
En cualquiera de los dos casos, es necesario aportar vitamina B12 de forma externa, mediante suplementos.
¿Cómo hay que hacer el cambio de un tipo de dieta omnívora a vegana?
Para realizar el cambio con seguridad y con garantías, es preciso hacerlo de manera progresiva para que nuestro cuerpo se vaya adaptando lentamente a la nueva dieta vegana equilibrada. Recomendamos empezar eliminando carnes y, cuando nos hemos acostumbrado a la variedad que hay de proteína vegetal, podemos pasar a retirar también pescados y mariscos. Podemos sustituir los lácteos por sus versiones de soja (bebida de soja, yogur de soja, tofu, etc.) y evitar en la medida de lo posible ultraprocesados “veganos” porque su composición los hacen tan poco aconsejables como los ultraprocesados no veganos.
También tenemos que asegurarnos de comer suficientes vegetales, ya que una persona que decide dejar de comer proteína animal suele sustituirla por cereales para conseguir saciedad, olvidando incorporar las proteínas necesarias para el buen funcionamiento del organismo. Aun así, nuestro consejo final es que se consulte a un especialista nutricionista para que guíe en este nuevo camino saludable. Nos ayudará con platos nuevos, a reconocer nuevos sabores, a elegir correctamente en el super, a mejorar nuestras ingestas, etc.
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