La celiaquía es una enfermedad cuyos síntomas y consecuencias se conocen desde hace tiempo, y seguramente la conozcamos, aunque sea por referencias. Sin embargo, existe otra patología, la sensibilidad al gluten no celíaca, que es más desconocida, y en ocasiones se confunde con la celiaquía. En ella las personas, cuando comen cereales con gluten, pueden experimentar alteraciones digestivas: hinchazón, gases, etc. y, en ocasiones, otras alteraciones como dermatitis, dolor en articulaciones, etc.
¿Qué es la sensibilidad al gluten no celíaca?
Los problemas de sensibilidad al gluten se llevan observando y estudiando desde los años 80 del siglo pasado. Sin embargo, continúa sin existir una definición unánime sobre lo que significa e implica realmente la sensibilidad al gluten no celíaca.
Lo que sí que se ha observado con claridad es que se trata de una dolencia con una prevalencia mayor a la de la propia celiaquía. Por otra parte, también se sabe que es más complicada de diagnosticar, ya que en un principio se realizan pruebas para otras patologías y las pruebas para la celiaquía no tienen por qué dar positivas. Por este motivo, el diagnóstico suele demorarse y llega tras descartar otras enfermedades.
Esta dolencia en la población europea afecta entre el 6 y el 10 % de la población, pero es necesario tener en cuenta que muchas personas que la padecen aún no han sido diagnosticadas. A pesar de estar estrechamente relacionada con la enfermedad celíaca, no se debe confundir una con otra, puesto que todavía se desconocen muchos aspectos de este trastorno y no es comparable con algunas de las consecuencias de la celiaquía, como el desarrollo de enfermedades derivadas. Pero, ¿cómo se manifiesta?
La sensibilidad al gluten no es igual en todas las personas, ni se debe ser tan intransigente con según que alimentos. Es por eso importante, consultar con un especialista que nos pueda guiar.
Síntomas de la sensibilidad al gluten no celíaca
Una de las principales dificultades que aparecen a la hora del diagnóstico es que los síntomas son muy numerosos y parecidos a los de otras dolencias. Entre ellos, destacan los dolores musculares y óseos, las cefaleas y los problemas para hacer la digestión (flatulencias, estómago hinchado y náuseas).
Según los estudios que se han efectuado hasta el momento, también suelen aparecer problemas como fatiga, dolor articular, hormigueo en brazos y piernas e incluso depresión. Esto hace que muchas veces se confunda el diagnóstico con el síndrome de intestino irritable.
Por otra parte, se debe tener en cuenta que, contrariamente a lo que ocurre con la celiaquía, su sintomatología no es lineal, ya que los síntomas se pueden agudizar durante una temporada o desaparecer de repente. Un estudio genético nos puede arrojar más luz sobre nuestra predisposición ante algunos alimentos y aportarnos más información sobre las cosas que no nos sientan tan bien.
Características fisiológicas de la sensibilidad al gluten
Tal y como se ha indicado en el apartado anterior, la sensibilidad al gluten no celíaca se manifiesta con diversos síntomas intestinales y extraintestinales que se presentan horas o incluso días después de haber tomado alimentos con gluten. Un punto importante es que, clínicamente, se caracteriza por la ausencia de anticuerpos anti-TG o EMA en sangre. La biopsia duodenal sin lesiones también la define.
Otra diferencia fundamental entre la celiaquía y la sensibilidad al gluten no celíaca es que, en el caso de esta última, la respuesta a la exposición al gluten varía en función de las cantidades. Por otro lado, es importante destacar que esta dolencia puede estar relacionada tanto con la intolerancia a otros alimentos como con la fibromialgia.
En resumen, es fácil confundir los síntomas de esta dolencia. No obstante, si hay indicios de que se puede padecer (por digestiones demasiado pesadas, por dolores articulares sin causa aparente o por fatiga excesiva, entre otros), es necesario acudir a un profesional formado y con experiencia. Esta patología no conlleva tanto riesgo de favorecer el desarrollo de enfermedades graves, pero ha de tratarse, ya que puede disminuir notablemente la calidad de vida. Si se sospecha que se puede tener sensibilidad al gluten, un especialista puede valorar síntomas mediante dieta especializada.
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