Una paciente de 45 años acude a la consulta de su dietista-nutricionista por un cuadro de dolor abdominal, diarrea y flatulencia. El paciente refiere que los síntomas han empeorado en los últimos meses, y que le impiden llevar una vida normal. Ya ha consultado con su médico digestivo que le ha hecho varias pruebas y le indica que tiene intestino irritable y que contacte con un dietista-nutricionista.
En la consulta de nutrición, durante la anamnesis la paciente refiere hinchazón abdominal con dolor, especialmente a la presión. No presenta signos de alarma, como fiebre, pérdida de peso o anemia. En las pruebas analíticas, se observa un aumento de los niveles de eosinófilos y déficit de vitamina D.
El médico ha recomendado a la paciente que siga una dieta baja en FODMAP, una dieta que reduce la ingesta de los alimentos que contienen carbohidratos de cadena corta fermentables. Esta dieta se utiliza para tratar el intestino irritable, ya que puede ayudar a reducir la cantidad de bacterias en el intestino. Sin embargo, no debe utilizarse de manera continuada ya que puede producir alteraciones en la microbiota que, a largo plazo, hagan que los síntomas vuelvan a aparecer o incluso empeoren.
La paciente acude a consulta para que la ayudemos con esa lista de alimentos que le ha proporcionado su médico para seguir la dieta FODMAP. Durante 4 semanas, se sigue la dieta indicada de manera rigurosa y aunque hay una ligera mejora, no se llega a la mejora prevista para continuar adelante con la dieta FODMAP. Por ello, se piden más pruebas analíticas y diagnósticas, incluyendo una prueba para la detección de deficiencia en la actividad de la enzima DAO. Esta enzima es necesaria para descomponer la histamina, una sustancia que puede causar síntomas digestivos en algunas personas.
Los resultados de la prueba solicitada son positivos, lo que confirma que la paciente presenta déficit en la actividad de la DAO. Se corrige la dieta anterior y se establece una dieta baja en histamina, una dieta que limita los alimentos que contienen histamina o que pueden liberarla. Esta dieta ayuda a reducir la cantidad de histamina en el organismo, lo que puede mejorar los síntomas del déficit de DAO.
El paciente sigue la dieta baja en histamina durante 2 semanas, presentando una mejoría notable en sus síntomas, por lo que se sigue adelante con el protocolo previsto para esta dieta.
Resultado final
En este caso, la paciente presentaba una posible disbiosis que no respondía a la dieta FODMAP. El déficit de DAO fue la causa de que la dieta FODMAP no fuera todo lo eficaz que debiera ser. El cambio de dieta a una baja en histamina permitió al paciente recuperarse de manera rápida.
¿En qué ha ayudado el dietista-nutricionista?
Cuando se indica que la dieta FODMAP debe ser llevada por un dietista-nutricionista se debe a casos como este. Si se hubiera dado por buena la ligera mejora obtenida en la primera fase de la dieta FODMAP y se hubiera continuado adelante con ella, probablemente las reintroducciones en la fase II no nos habrían dado información de qué alimentos le producen los síntomas a la paciente y cronificando el problema a largo plazo.
Hay muchas causas para un intestino irritable y, probablemente, la concomitancia de varias de ellas produzcan el aumento en los síntomas. Si bien es muy difícil poder confirmar que la curación vaya a ser total, por la alta probabilidad de recidivas, elegir la mejor dieta para el paciente hace que éste tenga un mayor control sobre los síntomas, evitando que se rechacen alimentos que probablemente no producen problemas y manteniendo una dieta variada que mejora el cuadro del intestino irritable.
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