La necesidad de una alimentación equilibrada y saludable en todo momento es incuestionable, pero es preciso subrayarla una vez que el paciente ha iniciado con COVID. La pandemia ha traído consigo la evidencia de que nuestra alimentación suele ser deficiente. No solo es imprescindible el uso de las mascarillas, sino llevar a cabo un régimen alimenticio adecuado, especialmente cuando se está atravesando el llamado síndrome post-COVID o COVID-long o prolongado.
¿Qué relación existe entre la pandemia y la alimentación equilibrada?
Antes que nada, es importante conocer los estragos que este coronavirus puede causar en el organismo. Desde el inicio de la pandemia se ha ido descubriendo que, a diferencia de lo que se creía en un principio, la COVID, lejos de ser solo una enfermedad respiratoria, se presenta además como un problema vascular e inmunológico, que puede influir negativamente en el sistema celular, acelerando la creación de radicales libres y, por tanto, la oxidación.
Teniendo en cuenta lo anterior, los componentes indispensables para la dieta post-COVID son la fruta y la verdura, ricas en vitaminas y minerales. Tampoco pueden faltar la carne blanca y los pescados ricos en omega-3, que consiguen reducir el proceso oxidativo, esta vez acelerado por este temido virus.
Otra característica a tener en cuenta sobre las secuelas que puede producir la enfermedad es la inflamación. El efecto en el sistema circulatorio y la posibilidad de provocar trombos en pacientes más predispuestos a ellos señala la necesidad de cuidar el nivel de grasa corporal. Por su parte, es, por tanto, imprescindible, a esta altura de las circunstancias, dejar de lado los alimentos procesados, ricos en grasas nocivas, así como los azúcares refinados y el exceso de sal. La tormenta de citoquinas, responsable de los peores resultados en cuanto a supervivencia en la infección por COVID, utiliza gran cantidad de recursos del organismo. Esto hace necesaria la suplementación con complejos vitamínicos individualizados.
La inflamación también es culpable del estrés oxidativo en las células y una respuesta obvia del debilitamiento del sistema inmunitario. Por este motivo, el objetivo que toda persona debe seguir, especialmente si está pasando por la COVID o le quedaron secuelas, consiste en reforzar su organismo alimentándose correctamente. En ocasiones, es importante aportar precursores de glutatión para mejorar el funcionamiento detox del organismo, así como reponer micronutrientes que se han podido agotar durante la fase de enfermedad.
El régimen alimentario que se debe seguir
Uno de los mejores ejemplos de dieta se encuentra en el grupo de alimentos naturales que se encuentran en torno al Mediterráneo. De hecho, la dieta mediterránea resulta fundamental para hacer frente a los síntomas post-COVID. Por eso, desechar alimentos procesados es tan necesario, ya que contienen aditivos perjudiciales para la recuperación.
Por otro lado, la ingesta de verdura y hortalizas diarias debe complementarse con las proteínas que contienen la carne blanca, el pescado azul e, incluso, el huevo. En el caso de la leche, sería interesante que fuera sin lactosa mientras duran los síntomas. También, disminuir el consumo de gluten es recomendable, sin que haya necesidad de retirarlo definitivamente.
Alimentos ricos en vitaminas B y D resultan imprescindibles. Esta última es creada por el organismo con la ayuda directa del sol, aunque podría no ser suficiente la exposición directa a sus rayos, siendo suficiente 15 minutos al día. Eso sí, si vamos a ponernos al sol hay que exponer piel al efecto del mismo. Si salimos de casa con mascarilla y completamente tapados no vamos a recibir la insolación necesaria. Tampoco sirve si estamos tras un cristal, junto a una ventana. Es importante salir al exterior si el tiempo lo permite. Si deseamos incluir también complejos vitamínicos, es fundamental tener en cuenta que la bibliografía indica que deben ser individualizados, dando más importancia a las vitaminas del grupo B, D y micronutrientes como el selenio, el zinc, etc.
Otros alimentos que no deben faltar en la dieta son las hojas verdes, como la espinaca. Los yogures desnatados, el té verde y el aceite de oliva virgen extra deben completar la dieta. Por otro lado, los frutos secos, tan ricos en minerales, además de un gran alimento, consiguen aportar oligoelementos fundamentales para el buen funcionamiento del organismo.
Con todo, una alimentación equilibrada aporta al cuerpo la salud que necesita, especialmente si se acaba de superar la COVID y aún quedan determinadas secuelas. Detener la oxidación que produce el coronavirus es indispensable y por eso se deben aumentar los alimentos ricos en antioxidantes.
Sí quieres conocer más en profundidad como podemos aplacar una enfermedad con una buena alimentación, puedes consultar algunas de las fuentes que hemos usado para elaborar este artículo: Estrés oxidativo, enfermedades y tratamientos antioxidantes de J.I. Elejalde Guerra o este artículo de InfoSalud de Europa Press. Y si necesitas ayuda para elaborar tu dieta personalizada, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.
>> Entrevista sobre el cuidado de la alimentación durante el COVID persistente en Hola
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